Capitulo 32: Calavera de Cristal

Hola tributos siento la espera agradeceros las ganas de leerlo.  Felicitar a Suzanne Collins :) aunque nunca verá mi felicitación por que sin la creación de esta maravillosa novela nunca me hubieran entrado ganas de escribir ¡Feliz Cumpleaños! :D Estos días he estado falta de inspiración y ganas pero hoy no se jaja lo he echo enseguida. Agradeceros vuestros comentarios y que tengáis paciencia. Un comentario que me ha echo extremadamente gracia (y que me queda por contestar) es el de un anónimo en capítulos que me ha puesto: Sacalo ya!! las masas no pueden esperar a leerlo jajaja muchas gracias de verdad :) y bueno como siempre espero que os guste!!Espero que entengáis el capítulo en su totalidad hay algún que otro acertijo ;) No os entretengo más disfrutad ^^

La canción del capítulo de hoy es preciosa :) además dice algunas frases que parece que va directamente dedicadas para Katniss y Peeta. Esta canción la rescaté de la anterior Musica Cap. Un tributo me la dijo y yo la apunte en mis notas del ordenador. Lo que pasa es que no apunté el nombre del tributo porque todavía no tenía pensado que se borrara Musica Cap. Asique si lees el capítulo dilo y dime tu nombre para que puedo ponerlo :) muchas gracias por la canción me encanta ^^

32 

Calavera de cristal 

Contemplo el mar. Oigo en la distancia un gran alboroto de voces. Puedo distinguir la voz chistosa de Peeta y la brillante de Effie entre la abrumadora mezcla. Discuten sobre a qué sitio deberíamos ir primero. Effie, como siempre, se expresa en tono alto y confiado. Observo la gran gestualidad que Effie produce con las manos. Ella afirma que deberíamos ir directamente al lugar donde nos esperan mientras que Peeta propone dar un paseo por la playa. Suspiro al ver los altos y enormes equipajes apoyados en la calzada. Miro nuevamente al mar de aguas brillantes y pálidas. Todavía no hemos salido de la estación de tren. La estación del Distrito 4 es totalmente diferente a la del Capitolio. Si esta última se caracterizaba por ser altamente grotesca y llena de vivos colores extravagantes, la estación del distrito de la pesca es simple, azulada y decorada en casi toda su totalidad por numerosas conchas marinas. Una enorme esfera de cristal ocupa la mayoría de la sala de salida. Dejando a la vista la extensa playa de arena blanca y el mar. Apoyo las manos en el cristal dibujando sobre él la débil línea que separa el cielo del océano. Bostezo, estiro los hombros y me dirijo en dirección hacia ellos. Capto la atención de Peeta cuando entrelazo mis dedos con los suyos.

-¿Querida disfrutando de la vista?-exclama Effie con su habitual voz burbujeante-Peeta y yo hemos estado dialogando -continua poniendo un especial acento en la palabra “dialogando” no se puede decir que hayan dialogado mucho. Yo diría que han discutido- al final hemos decidido que lo correcto es ir primero a la dirección donde nos esperan. La playa puede esperar-termina victoriosa balanceándose de un lado a otro subida a sus altos tacones. Peeta suspira, se encoge de hombros y todos cogemos nuestro equipaje. Salimos de la gran sala circular de vidrio.

El sol me ciega casi por completo obligándome a dejar la bolsa de mano sobre la maleta y ponerme la mano como quitasol. Aspiro por la nariz el característico olor mientras la brisa marina ondea mi pelo. Huele a salitre, una mezcla de sal, arena mojada y pescado. El fabuloso olor entra por mis fosas nasales relajándome al momento. Dirijo mi vista al mar la única parte de la naturaleza a la que el ser humano no puede dominar, ni poner límites.

-Katniss ¡ven!-exclama Peeta a lo lejos. Me he quedado algo rezagada, coloco el equipaje con seguridad y me acerco a ellos curiosa. Ambos están parados en mitad de la plazoleta de salida observando algo. Dejo las maletas junto a las otras y me aproximo. Peeta al verme, agarra mi mano fuertemente y me mira conmovido.

-¿Qué ocurre?-pregunto intrigada y algo asustada. Él se echa aún lado dejando a mi vista en su totalidad el curioso objeto que Peeta y Effie observan perturbados. Una blanca y simple columna blanca se alza desde el centro de la plazoleta rodeada por una preciosa enredadera de flores azules. La columna termina a la altura de mis caderas. Sobre ella una urna de cristal reposa en silencio. Fijo la vista en el curioso objeto que se encuentra en su interior. Una calavera. Una preciosa calavera de cristal recubierta en su totalidad de brillantes y minúsculas piedras preciosas. Diamantes. Nunca había visto nada igual. En su frente sostiene tres enormes gemas azules. Al lado de la calavera justo delante de su barbilla reposa un pequeño pergamino de papel.

“Aquellos valientes que dieron su vida en la arena. Aquellos que sufrieron injustamente por el honor de este, nuestro distrito. La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo.”

Me llevo la mano a la boca conmovida. Peeta me abraza. El distrito 4 recuerda a sus caídos. Me aferro fuertemente al robusto cuerpo de Peeta sin poder contener las primeras lágrimas que caen por mi mejilla. El estómago se me hace un nudo y casi no puedo respirar.

-La creadora de esta preciosa belleza tiene mucho merito. Ha conseguido emocionarme-exclama Effie con la voz temblorosa.

-¿Quién lo ha creado?-pregunto rota mientras me separo de Peeta. Me seco las mejillas con ambas manos y luego entrelazo mis dedos entre los dedos de Peeta.

-¿No lo has visto querida?-dice Effie señalando con el dedo en el interior de la urna- Debajo de la frase hay una firma. Más bien unas iniciales: S.C.

-¿S.C?-pregunta Peeta.

-Sí, no sé quién es, pero se merece mi mayor felicitación-exclama Effie colocándose el vertiginoso tocado-Llamaré por teléfono. Debían de recogernos pero todavía no ha llegado. Esto nos retrasará demasiado-dice mientras remueve su enorme bolso en busca del teléfono.

Peeta y yo nos alejamos unos centímetros de Effie, observando el mar. Buscando algo de intimidad. Peeta se coloca detrás de mí y me rodea con sus brazos. Apoyando su barbilla en mi hombro.

-Dicen que si has nacido junto al mar, ya no puedes vivir sin él. Que cuando vas a algún otro lugar donde no hay. Oteas el horizonte, buscándolo teniendo la horrible sensación de que algo falta-susurra en mi oído- ¿Crees que Finnick se sentía así cuando estaba en el Capitolio?

-No lo sé-exclamo con la voz fracturada- Supongo que sí-susurro emocionada fijándome en cada ola cristalina. Peeta me oprime entre sus brazos. Me giro cambiando el índigo mar por el profundo abismo añil de los ojos de Peeta. Siempre estaremos juntos. Ya no hay nada que nos separe. Lo ayudaré, vuelve a medicarse. Antes de viajar al Distrito 4 habló con el doctor. Parece que eso le tranquilizó. No me importa su extraño comportamiento es algo de él. He tardado tiempo en darme cuenta, pero lo he amado desde el principio, en todos los sentidos y más, cada día que pasa. No se trata de nuestras cicatrices, de nuestras penas y errores. Se trata de nuestro corazón. Dicen que el tiempo cura todas las heridas. Espero que el tiempo pueda curar las mías al lado de Peeta. Su protección y apoyo son esenciales para mí. A su lado soy como una mariposa cautivada y segura en su capullo.