Capitulo 14: Un mar de sentimientos

Hola tributos, se que es un poco tarde pero aquí tenéis el capitulo 14. No es muy largo, por que la verdad es que no tenía muchas ganas de escribir. Pero vosotros os merecéis el capitulo. Espero que os guste mucho de verdad :)
Aprovecho para anunciaros que dentro de poco subiré el 2º Concurso y que respecto al 1º pondré una encuesta para ayudarme a elegir pero siempre tendré yo la última palabra. :)
Y nada más os dejo con el capitulo besos!!

14.

Un mar de sentimientos

Le sonrío y me aparto hacía un lado. Ofreciéndole pasar con la mano derecha en un gesto burlón. Sus sucias y mojadas botas de guerra hacen un peculiar ruido al entrar por el vestíbulo. Un siniestro rayo cae sobre el suelo expandiendo numerosas chispas, piedras y arena a su alrededor. Cierro rápidamente la puerta antes de que la arena inunde la casa. Aprieto el manillar, tanto que su forma queda señalada en la palma de mi mano. Cuento hasta tres y me giro.

Los penetrantes ojos de Gale me miran sin cesar. Sonrío y él pone un gracioso gesto de disculpa. Frunzo el ceño, no entiendo a que se refiere. Señala al suelo con la mano derecha. Bajo la mirada y veo el gran charco de agua que se está formando a su alrededor.

-No te preocupes no pasa nada –le digo risueña.

-¿Tienes un par de toallas o algo? –me pregunta-No quiero mojarte toda la casa.

-Si claro, espera aquí. Voy a por ellas –contesto mientras me dirijo al baño más cercano y cojo dos grandes toallas blancas. Regreso al vestíbulo, Gale sigue en la misma posición.

-Aquí las tienes –digo con una sonrisa mientras le entrego las dos toallas.

-No espera, ahora me las das –me dice, negándose a recoger los paños que le ofrezco.

Me quedo parada a pocos centímetros de él. Intentando entender porque rechaza las toallas. Me dirige una sonrisa burlona y me saca la lengua. Creo que se ha dado cuenta de mi confusión. Agarra la camiseta mojada por los bordes inferiores y la sube poco a poco hasta que se la quita por completo. No puedo apartar la vista del perfecto torso de Gale. Un mar de sentimientos crece dentro de mí. Estoy aturdida, sin saber qué hacer. ¿Debo creer a mi cabeza? ¿O tal vez hacer caso a mi corazón? Me recuerdo a mí misma una y otra vez que debo permanecer totalmente quieta, conteniendo las ganas de abrazarle. Imaginando que tengo dos gigantes rocas sobres mis pies que no me permiten dar un ni solo paso hacia esa dirección, hacia él. No puedo resistir la tentación de mirarlo. Gale lo nota y se ríe sin cesar. Se agacha y comienza a desatarse cuidadosamente las enormes botas negras. Quedo realmente deslumbrada al ver el precioso efecto que tiene la luz sobre su espalda, señalando cada carnoso musculo, dejando a la vista su maravillosa fortaleza. Apoyándose contra la pared, se arranca la bota del pie derecho de un tirón y el izquierdo de otro. Las deja sobre el suelo. Se lleva las manos al pantalón y comienza a desabrocharse el botón. ¿No irá a…? Sí, lo está haciendo. Aparto la mirada rápidamente avergonzada. Mi corazón comienza a latir desenfrenadamente. Noto como mis mejillas comienzan a arder y siento la necesidad de girarme completamente dándole la espalda.

-No pasa nada, Katniss. No me molesta –dice al ver mi reacción –Imagino que ya habrás visto a un hombre desnudo –termina con un especial retintín.

-A mí sí. – Contesto – y no, no he visto a nadie – murmuro ¿Qué esta insinuando? El fuego de mis mejillas se extiende por todo mi rostro. –Además, eso a ti no te importa –añado molesta. No me gusta que Gale se meta en mi vida privada. Y menos que sugiera ese tipo cosas.

-Katniss… ¿Katniss?… -oigo como la voz de Gale no para de llamarme. Pero me ha ofendido y no pienso hacerle caso.

-¿Quieres darme las toallas? ¿O prefieres que siga desnudo en tu vestíbulo todo el día? –dice con una encantadora y seductora voz.

Le ofrezco las toallas, sin girarme. Miro fijamente la pared. Solo me giro cuando me dice “ya está”. Tiene la toalla más grande alrededor de la cintura y con la pequeña se está secando el pecho, los brazos y el torso. Cuando su piel deja de estar húmeda. Se la cuelga alrededor del cuello y me mira. Aparto rápidamente la mirada de su cuerpo y le correspondo la mirada.

-¿Y ahora donde dejo la ropa? –dice sonriente encogiendo los hombros.

-Espera, quítate también los calcetines, ¿no querrás mojarme toda la casa? Voy a por unas zapatillas o algo –digo mientras me dirijo al vestidor. Tardo varios minutos en encontrar algo “adecuado”. Unas viejas chanclas azules. Las cojo y cierro la puerta del vestidor. Ya tendré tiempo de colocarlo. Dirijo una rápida mirada por la ventana, el cielo está totalmente despejado. Bañado en el precioso azul característico de la época de primavera. Bajo las escaleras y me dirijo al vestíbulo. Gale me espera con la ropa y las botas en ambas manos. Le doy las zapatillas y cojo la ropa y las botas.

- ¡A escampado! Voy a tender la ropa en el patio. Y supongo que pondré las botas al sol. Aunque creo que tardarán un poco más. Pasa a la cocina y toma asiento –le digo mientras me dirijo al patio- Cuando venga recogeré el charco de agua. ¿Vale? Vengo enseguida.

Me dirijo rápidamente al patio. Abro la puerta y cuelgo la ropa de Gale en las cuerdas que cuelgan entre los dos árboles más cercanos. Y mis preferidos. Dos bonitos sauces llorones. Siempre me han gustado. Sus ramas se enlazan entre sí, formando un bonito abrazo. Cuando he terminado de poner la ultima pinza agarro las zapatillas por el borde y las coloco al sol.

Me seco las manos húmedas en el pantalón y entro en la casa. Hecho un rápido vistazo al charco, lo recogeré más tarde. Cuando entro por la puerta de la cocina. Gale me espera sentado en la silla, con los codos apoyados en las rodillas dirigiéndome una impecable sonrisa. La luz que entra por la ventana ofrece unos tonos dorados sobre su piel aceitunada dándole el perfecto aspecto de un dios griego.

-Bueno, Catnip ¿Qué tal estas?